sábado, junio 28, 2014
No hay mañanas
A veces los días
amanecen cruzados
y aunque empiecen más que mal
hay que sobreponerse en silencio.
O soltar imprecaciones
hasta quedarse vacíos
esperando que la den
y corra el viento.
A veces los días
visten de negro
y aunque se nos pegue el luto,
seguir riendo.
Antes me acuesto otra vez
y lo comienzo de nuevo,
pero no permito a un día cualquiera
tomarme el pelo.
¿Dónde te dejaste el alma?
¿A quién vendiste el corazón?
No hay mañanas, no hay mañanas.
Hoy es hoy.
¿Cuándo se apagó la llama?
¿Cuándo el fuego y el calor?
No hay mañanas, no hay mañanas.
Mirada al infinito abierta
pero esquinada y esquiva.
Cuanto más cerca te pones
más te busca la salida y no hay.
Pájaros de mal agüero,
tan sólo buenos y malos,
y éste más que un ave profeta parece
un pajillero de barrio.
Trapichero menudente
aprendiz de trapecista de ciudad,
correcalles, buscavidas
al albur de los caprichos del destino caminan
por el filo de un cuchillo
tan perdido como todos, campeón.
Pero no por eso vamos jodiendo
esa es la puta cuestión... ¿entiendes, mi rey?
¿Dónde te dejaste el alma?
¿A quién vendiste el corazón?
No hay mañanas, no hay mañanas.
Hoy es hoy.
¿Cuándo se apagó la llama?
¿Cuándo el fuego y el calor?
No hay mañanas, no hay mañanas.
Antes me acuesto otra vez
y lo comienzo de nuevo
pero no permito a un bobo cualquiera
tomarme el pelo.
¿Dónde te dejaste el alma?
¿A quién vendiste el corazón?
No hay mañanas, no hay mañanas.
Hoy es hoy.
¿Cuándo se apagó la llama?
¿Cuándo el fuego y el calor?
No hay mañanas, no hay mañanas.
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