Sopla una brisa desnuda
que riza el agua del río,
toscos los remos palpan
los senos mojados, fríos.
Se levantan torpes,
miran un instante el cielo
y besan el agua de nuevo.
Una blanca espuma va tras ellos.
Lentamente el sol se esconde
tras la mejilla del río.
Dos amantes en la orilla
se abrazan, ternura y delirio.
Los enamorados
se pierden entre la fronda.
Hay otra luz para ellos.
Cuando el sol se duerme se despiertan
las caricias de sus dedos.
Amancio Prada
Amancio Prada