domingo, agosto 31, 2014
Tres puñales
Tres puñales.
He comprado tres puñales,
para que me des la muerte.
Tres puñales, tres puñales,
para que me des la muerte.
El primero, indiferencia,
sonrisa que va y que viene,
y que se adentra en la sangre,
como una rosa de nieve.
Tres puñales.
He comprado tres puñales,
para que me des la muerte.
Tres puñales, tres puñales,
para que me des la muerte.
El segundo, de traición,
mi espalda ya lo presiente,
dejando sin primavera,
un árbol de venas verdes.
Tres puñales.
He comprado tres puñales,
para que me des la muerte.
Tres puñales, tres puñales,
para que me des la muerte.
El tercero, acero frío,
por si valentía tienes,
y me dejas cara a cara,
amar de cuerpo presente.
Tres puñales.
He comprado tres puñales,
para que me des la muerte.
Tres puñales, tres puñales,
para que me des la muerte.
María Rodés
Miguel Poveda
sábado, agosto 30, 2014
El peligro
El peligro no es cuestión de un par de golpes,
el peligro es no saber a dónde ir,
el peligro es no encontrar jamás tu sitio
y sentir que ya llegaste sin salir.
El peligro es el fantasma que planea
sobre aquello que juraste un día alcanzar
y te ata de las manos,
mientras graba en tu pellejo
una cifra, una letra y a volar.
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón,
yo lo soy y no me importa,
confesar que más que nadie,
pero aquí quién no es cobarde por amor.
El peligro es perder a quien se ama,
con la furia que desata el huracán,
comprobar que en casa ya no espera nadie
y que no hay nadie a quien puedas esperar.
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón,
yo lo soy y no me importa,
confesar que más que nadie,
pero aquí quién no es cobarde por amor.
El peligro es cuando queman las entrañas
por amor o desamor que más me da,
y el valor se te hace escarcha
y el aire explota y amarga
en tu pecho por la mujer que se va.
En tu pecho por la mujer que se va.
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón,
yo lo soy y no me importa,
confesar que más que nadie,
pero aquí quién no es cobarde por amor.
Revólver
miércoles, agosto 27, 2014
El muerto vivo
A mi amigo Blanco Herrera le pagaron su salario
y sin pensarlo dos veces salió para malgastarlo.
Una semana de juerga y perdió el conocimiento
como no volvió a su casa todos lo dieron por muerto.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Estaba tomando cañas, oleré lelé.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no, chíviri, cu chíviri, chivirí.
Pero al cabo de unos días de haber desaparecido
encontraron uno muerto, un muerto muy parecido.
Le hicieron un gran velorio, le rezaron la novena,
le perdonaron sus deudas y lo enterraron con pena.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Estaba tomando cañas, oleré lelé.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no, chíviri, cu chíviri, chivirí.
Pero un día se apareció lleno de vida y contento,
diciéndole a todo el mundo: ¡eh, se equivocaron de muerto!
El lío que se formó... Esto sí que es puro cuento.
Su mujer ya no lo quiere, no. No quiere vivir con muerto.
No estaba muerto, estaba de parranda.
No estaba muerto, estaba de parranda.
A mi amigo Blanco Herrera, le pagaron su salario.
No estaba muerto, estaba de parranda.
Su mujer ya no lo quiere, no quiere dormir con muerto.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no.
Y no estaba muerto no, no, chíviri, cu chíviri, chivirí.
Peret
In memoriam
La extraña pareja
Eran conocidos en las calles del barrio,
conocidos en todos los bares y tabernas.
Él tan serio, tan alto, tan pálido y delgado,
ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña.
Él rondaba, más o menos, los cincuenta,
y ella debía tener no más de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.
Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempos.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venía borracho y solo, traía el gesto serio,
y entre las manos una corona de difuntos.
Ella le había dejado, nos explicó sereno,
y había decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.
Así que allá nos fuimos, y para qué contaros:
vasos, vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se cayó en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos.
Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me había indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.
Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el cálido pecho de un muchacho.
Le conté y me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veía apenas.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Ismael Serrano
Querido Tommy
Querido Tommy,
te escribo esta carta.
No sé si tú realmente lees estas cartas.
Te escribo para pedirte algo
que para mí es de vida o muerte.
No pienses que exagero, es la verdad.
Mi nombre es Paco y te escribo de Santiago.
Hay una chica que no se sale de mi mente,
para eso eres tan elocuente,
y a ella le encantan tus canciones,
te imaginas ya por dónde voy.
Es que con ella no me salen las palabras,
y quizás tú pudieras ayudarme,
a decirle que yo muero aquí por ella
y de una forma un poco más poética.
Que eso del romanticismo a mí no se me da.
Dame algo tan bonito que le saque mil suspiros,
decirle que la amo y nada más.
No se si bastará..
Senor Tommy,
aquí le escribo nuevamente.
No me ha contestado, pensaba que era buena gente.
Puede que esté muy ocupado,
pero yo estoy desesperado.
Ayúdeme a encontrar la forma
de decirle que yo muero aquí por ella,
pero de una forma un poco mas poética
que eso del romanticismo a mí no se me da..
Deme algo tan bonito, algo que nunca le hayan dicho.
Decirle que la amo y nada más..
No sé si bastará..
Amigo Paco,
disculpe la demora,
espero no te moleste
que haya copiado aquí tu historia.
En el amor no soy experto,
no se de dónde sacaste eso.
Y nada puede estar más lejos de la verdad.
No confundas palabrerías con sentimientos.
Las metáforas son sólo pajas del intelecto.
Si me preguntas qué decirle a tu chica..
Sólo dile que te mueres por ella.
No se me ocurre una mejor manera,
que eso del romanticismo,
es sólo un juego de ajedrez.
Cuando se trata de sentimientos,
no hay nada como ser directos.
Dile que la amas y nada más.
Seguro bastará...
Tommy Torres
sábado, agosto 23, 2014
Las cosas del querer
Si tu gente no me quiere,
ni a ti te traga la mía.
Porque tú te has vuelto loco
y yo estoy loca perdí(d)a.
Si tú no tienes dinero
y yo no tengo dos reales.
Qué vamos hacer mi entraña
con tan grandes capitales.
Valgamé la Soleá, si somos uno del otro,
¿quién nos puede separar?
Son las cosas de la vida
son las cosas del querer.
No tienen fin ni principio,
ni tien(en) cómo ni por qué.
Tú eres alto y yo bajita.
Tú eres rubio y yo tostá(da).
Tu de Sevilla la llana
y yo de Puerto Real.
Que no tiene ná(da) que ver
el color ni la estatura con las cosas del querer.
Si tú me quieres de noche
y yo te quiero de día.
Si yo bebo de tu boca
y tú bebes de la mía.
Si el aire que tú respiras
es el que estoy respirando.
¿Pá(ra) qué nos piden razones
del qué, del cómo y del cuándo?
Lo nuestro tiene que ser
aunque entre el uno y el otro
levanten una pared.
Son las cosas de la vida
son las cosas del querer.
No tienen fin ni principio
ni tien(en) cómo ni por qué.
Tú eres alto y yo bajita.
Tú eres rubio y yo tostá(da).
Tú de Sevilla la llana
y yo de Puerto Real.
Que no tiene ná(da) que ver
el color y la estatura con las cosas del querer.
Ángela Molina y Manuel Bandera
Te he de querer mientras viva
Cuando nos vieron del brazo,
cruzar platicando la Calle Real,
entre la gente del pueblo
fue la letanía
de nunca acabar:
- Que si puede ser su pa(d)re...
- Que es mucho lo que ha corrí(d)o...
- Que un hombre así, de sus años,
no es bueno para marí(d)o...
Fueron tantas cosas
las que yo sentí,
que al pie de la reja,
de cara a tus ojos,
me oyeron decir:
Por mi salud, yo te juro
que eres pa(ra) mí lo primero,
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero.
No se me importan tus canas
ni el decir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad.
Soy de tus besos cautiva.
Y así escribí en mi bandera:
Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera...
Tú a lo mejor te imaginas
que yo, por mis años,
me voy a cansar...
En el cariño, serrano,
yo me considero
de tu misma edad.
Y no miro a los chavales,
contigo voy orgullosa,
pues me llevas a tu vera
como quien lleva a una rosa...
No le tengas miedo
a mi juventud,
que pa(ra) mi persona
no existe en el mundo
nadie más que tú.
Por mi salud, yo te juro
que eres pa(ra) mí lo primero,
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero.
No se me importan tus canas
ni el decir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad.
Soy de tus besos cautiva.
Y así escribí en mi bandera:
Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera...
Paco de Lucía / Estrella Morente
Carlos Cano
miércoles, agosto 20, 2014
¿Qué te pasa?
Tengo una moto estropeada
y tengo un coche que no anda
tengo un pez que no sabe nadar
y tengo un perro que no sabe ladrar.
Tengo una radio estropeada
y tengo un loro que no habla
tengo un mono que no sabe imitar
y una mosca que no me deja me paz.
Todos me dicen ¿qué te pasa?
¡y yo no sé qué contestar!
Todos se piensan que estoy triste
desde que tú te fuiste de casa
y me preguntan ¿qué te pasa?
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar.
Tengo el blues de la mañana
y tres relojes que se atrasan
tengo un amigo que no sabe soñar
y una guitarra que no puedo afinar
todos me dicen ¿qué te pasa?
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar.
Todos se piensan que estoy triste
desde que tú te fuiste de casa
y me preguntan ¿qué te pasa?
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar.
Tengo una casa sin ventanas
y una tristeza enamorada
tengo un disfraz pero no es carnaval
y esta locura que no puedo parar
todos me dicen ¿qué te pasa?
y yo no sé qué contestar.
Todos se piensan que estoy triste
porque hoy tampoco volviste a casa
y me preguntan qué me falta
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar
y yo no sé qué contestar.
Manolo Tena
Explotación didáctica (Agustín Yagüe)
jueves, agosto 14, 2014
Cuando el ángel decida volver
Cuando el ángel decida volver
se encontrará con la ciudad vacía,
las tuercas oxidadas pero abiertas las heridas,
cuando el ángel decida volver.
Cuando el tren llegue al anochecer
no habra música de bienvenida,
esfumada la esperanza y apagadas las colillas,
cuando el ángel decida volver.
Nos verá contando hasta tres,
justo antes de emprender la huida,
tomaremos el fracaso como punto de partida
y el amor como dogma de fe,
cuando el ángel decida volver.
Creo recordar que alguien cantó
lo mismo en otra canción,
"Cansado de esperar".
Cuando el ángel decida volver
será el momento de que rompan filas
los que lucharon en la guerra y los que fueron a la mina
a buscar algo en lo que creer.
No tendremos nada que perder,
ni se hará real la fantasía,
preparad los epitafios y poned la otra mejilla,
cuando el ángel decida volver,
cuando el ángel decida volver.
José Ignacio Lapido
Explotación didáctica (Agustín Yagüe)
miércoles, agosto 13, 2014
Niña
Quizá te busquen
porque naciste,
quizá te midan por mujer.
Quizá te acosen
porque creciste,
quizá te odien por mujer.
Pero no dejes
de ser la niña que abraza
todo lo que hay en sí.
Pero no dejes de ver el mundo
como un espacio por compartir.
Quizá te insulten,
quizá no nazcas,
quizá te anulen por mujer.
Quizá no llegues
a ser tú misma,
quizá te empujen por mujer.
Pero no dejes
de ser la niña que abraza
todo lo que hay en sí.
Pero no dejes de ver el mundo
como un espacio por compartir.
Pedro Guerra y Silvio Rodríguez
Explotación didáctica (Esther Blanco y Luis González)
lunes, agosto 11, 2014
Desapariciones
Que alguien me diga si ha visto a mi esposo, preguntaba la doña; se
llama Ernesto X; tiene 40 años, trabaja de celador en un negocio de
carros. Llevaba camisa oscura y pantalón claro. Salió anteanoche y no
ha regresado y no sé ya qué pensar pues esto antes no me había pasado.
Llevo tres días buscando a mi hermana, se llama Altagracia, igual
que la abuela. Salió del trabajo pa(ra) la escuela. Tenía puestos unos
jeans y una camisa blanca. No ha sido el novio. El tipo está en su
casa. No saben de ella en la PSN, ni en el hospital.
Que alguien me diga si ha visto a mi hijo. Es estudiante de
Pre Medicina. Se llama Agustín y es un buen muchacho. A veces es
terco cuando opina. Lo han detenido. No sé qué fuerza. Pantalón
blanco, camisa a rayas. Pasó anteayer.
Clara Quiñones se llama mi madre. Ella es un alma de Dios, no se mete
con nadie. Y se la han llevado de testigo, por un asunto que es nada más
conmigo. Y fuí a entregarme, hoy por la tarde, y ahora vi que no saben quién
se la llevó del cuartel.
Anoche escuché varias explosiones. Tiros de escopeta y de revólver.
Carros acelerados, frenos, gritos. Eco de botas en la calle. Toques de
puerta. Quejas. Por Dioses. Platos rotos. Estaban dando la telenovela.
Por eso nadie miró pa(ra) fuera.
¿Adónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales.
¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales.
¿Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que los trae el pensamiento.
¿Cómo se le habla al desaparecido?
Con la emoción apretando por dentro.
Rubén Blades
Los Fabulosos Cadillacs
Explotación didáctica (Agustín Yagüe)
Etiquetas:
con propuesta didáctica,
desaparecidos,
descripción física,
personas,
presente,
pretérito imperfecto,
pretérito indefinido,
versiones diferentes
domingo, agosto 10, 2014
Necesitaba un vals para olvidarte
Ésta es la última canción que voy a regalarte
cuando acabe para siempre ya no estaré aquí.
No fui feliz.
Desde el día que dejaste todo por aquel cursillo
intensivo y falto de cariño como tu niñez.
Todo al revés.
Fuiste para mí lo primero.
Yo era para ti, un sexteto de cuerdas desafinadas.
Llantos en la madrugada.
No fue amor, no es amor, no lo quiero.
Tienes 24 años,
demasiada plata.
Tienes un abrazo
que no abraza nada.
Y aunque no lo entiendas, me olvidé de ti.
Adiós, amor.
No vuelvas a tocarme la piel, amor.
No vuelvas a tocarme la piel.
Si miraras menos al espejo
cuando estás hablando con alguien delante.
Si no fuera errante toda esa belleza
que no es nada más que un vendaval
que ya se aleja.
Si de vieja en ese espejo lloras,
no te arrepientas.
No te arrepientas de tu maldad
que es inconsciente como el agua del mar.
Como sal que se vierte en la herida al curar,
como locos que quieren no quererse ya más.
No soy como tú,
te deseo el bien.
Pero lejos.
No te olvidaré.
No llames y vuelvas.
No vuelvas y llames.
Adiós, amor.
No vuelvas a tocarme la piel, amor.
No vuelvas a tocarme la piel.
Adiós, amor.
No vuelvas a tocarme la piel, amor.
No vuelvas a tocarme la piel.
Andrés Suárez
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