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miércoles, noviembre 01, 2017

En la costa suiza




En un pueblo de allá por la costa suiza,
-ohé, ohé-,
un viejo pescador,
borrachín, tranquilo, sin dar la paliza
a nadie de su alrededor,
pretendía vivir a su manera,
que era:

salir a pescar.
Y pescar
boquerón, calamar, o alguna ballenita
-que también las da el mar-
y después regresar
con la frente marchita,
como dice el cantar
que se suele volver.
Y vender el pescado en la lonja,
boquerón, calamar,
una esponja
-que también las da el mar-,
y cobrar
lo que hubiera ganado
al vender el pescado.
Y marcharse a gastar
lo que hubiera cobrado,
en comer
y en comprar
cuanto es menester
poseer.

E invitar a beber
y beber hasta el anochecer.
Y arrojar lo que hubiera sobrado
del dinero cobrado,
arrojárselo al mar,
devolver.
Devolverle el dinero.
Y cada amanecer
empezar desde cero.

Pero muchos vecinos denunciáronle al pobre
-ohé, ohé-
por contaminar.
Que sus pocas monedas, sus "vertidos de cobre",
ponían perdidito el mar.
Y no pudo vivir a su manera,
que era:

salir a pescar...

Javier Krahe

Javier Krahe

Carmen París

martes, junio 24, 2014

¿Dónde estás corazón?




Yo le quería con toda el alma
como se quiere sólo una vez
pero el destino cambió mi suerte
quiso dejarme sin su querer.

Una mañana de frío invierno
sin darme cuenta se echó a volar
y desde entonces aún le espero
no me resigno a la soledad.

¿Dónde estás, corazón?
no oígo tu palpitar
es tan grande el dolor
que no puedo llorar.

Yo quisiera llorar
y no tengo más llanto
le quería yo tanto y se fue
para nunca volver.

Yo le quería con toda el alma
como se quiere sólo una vez
pero el destino cambió mi suerte
quiso dejarme sin su querer.

Tan sólo el tiempo borrar podría
aquellos años de tanto amor
y una mañana de frío invierno
la luz del alba se oscureció.

¿Dónde estás, corazón?
no oígo tu palpitar
es tan grande el dolor
que no puedo llorar.

Yo quisiera llorar
y no tengo más llanto
le quería yo tanto y se fue
para nunca volver.

Mocedades

martes, mayo 27, 2014

Palabras


Palabras para cantar.
Palabras para reír.
Palabras para llorar.
Palabras para vivir.
Palabras para gritar.
Palabras para morir.

Nos envuelven en sílabas y voces
desde el instante mismo en que nacemos
y, a través de los días y los días,
los oídos se llenan de palabras, palabras y palabras.

Palabras para cantar...

Yo te bautizo,
justicia e injusticia.
Comunismo en la China, oposiciones.
Mi buena tía Fina
me quería ingeniero del Estado.

Palabras para cantar...

Hijo mío, hijo mío:
¿por qué has pecado?
Alianzas para matar.
Cañones para el progreso.
Amén, amén, amén.
Descansa en paz.

José Antonio Labordeta

viernes, mayo 23, 2014

El Dorado


He pasado mil años viendo cómo mi madre
trabajaba y llegaba a casa siempre tarde,
una vez, y otra vez, treinta días al mes.
Cada noche, después de estar yo acostado,
la sentía abrir la puerta de mi cuarto.
Cambió el verme crecer por comer a diario,
por comer a diario.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Vi a mi padre luchar contra los elementos,
naufragar con su vida contra el muro del tiempo.
No tuvo otra oportunidad.
Y llegaba a casa con las manos cortadas
de montar con las manos armarios de chapa.
No tuvo otra oportunidad,
otra oportunidad.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Intenté resolver solo todas mis dudas,
y, veinte años después, aún me quedan algunas.
La vida sigue y yo también.
Y aunque dicen que el tiempo no pasa en balde,
cometí mis errores más bien pronto que tarde.
No usé su ejemplo en aprender,
y en su propio universo vi a mis padres caer,
vi a mis padres caer.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Revólver

miércoles, mayo 21, 2014

Me quedo contigo






Si me das a elegir
entre tú y la riqueza
con esa grandeza
que lleva consigo, ¡ay amor!
me quedo contigo.

Si me das a elegir
entre tú y la gloria
para que hable la historia de mí
por los siglos, ¡ay amor!
me quedo contigo.

Pues me he enamorado
y te quiero y te quiero
y sólo deseo
estar a tu lado.
Soñar con tus ojos
besarte los labios
sentir en tus brazos
que soy muy feliz.

Si me das a elegir
entre tú y ese cielo
donde libre es el vuelo
para ir a otros nidos, ¡ay amor!
me quedo contigo.

Si me das a elegir
entre tú y mis ideas
que yo sin ellas
soy un hombre perdido, ¡ay amor!
me quedo contigo.

Luis Tosar

Los Chunguitos

Manu Chao

Antonio Vega

Azúcar Moreno y Los Chunguitos

Ana D

sábado, mayo 17, 2014

Motivos de un sentimiento


Aquí me pongo a contar
motivos de un sentimiento
que no se puede explicar.

Y eso que no doy el tipo
de hincha rapado y violento
pero ¡que gane mi equipo!

Para entender lo que pasa
hay que haber llorado dentro
del Calderón, que es mi casa,

o del Metropolitano,
donde lloraba mi abuelo
con mi papá de la mano.

Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de vivir.

Qué manera de subir y bajar de las nubes,
¡que viva mi Atleti de Madrid!

Ufarte, Kiko, Juninho,
Ratón, Ayala, Pantic, Heredia,
Antic, Levinha, Adelardo,
Toni, Simeone,
Grifa, Pereira,
Peiró, Calleja, Ovejero,
tal y tal y un tal Cabeza,
Zapatones de Hortaleza,
Ben Barek y Caminero,
Paseo de los Melancólicos,
Manzanares ¡cuánto te quiero!

¡Atleti!, ¡Atleti!, ¡Atleti!

No me preguntes por qué
los colores rojiblancos
van con mi forma de ser.

Ni merengues ni marrones,
a mí me ponen las rayas
canallas de los colchones.

Mira si soy colchonero
que paso por Concha Espina
como pasa un forastero.

Como los indios okupas
que acampan con sus banderas
en la ribera del Pupas.

Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de morir,

Qué manera de jugarse en el derby la pelvis,
¡qué viva mi Atleti de Madrid!

Solozábal, Súper López, Rivilla,
Santi, Jayo, Aguilera,
Vavá, Gárate, Mendoça, Futre,
Collar, ¡toma delantera!
Despejan el juego sucio
un par de huevos de Lucio,
gambetas de Rubén Cano,
dos tetas de gran hermano
y un principito heredero
corazoncito de colchonero.

¡Atleti!, ¡Atleti!, ¡Atleti!

Por la Intercontinental
pide la clase de tropa
otra Recopa en el bar.

Ni perdemos los papeles
ni cambio por mi Neptuno
tu pasarela Cibeles.

Cumpliendo cien años andas
y estás más joven que el niño
que galopa por las bandas.

Y la afición a tu lado
porque es adicta al veneno
del balón envenenado.

Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de vivir,

Con dinero y sin dinero somos los primeros,
¡que viva mi Atleti de Madrid!

Atlético de Aviación, que pasón,
un siglo de horas de vuelo
dos años en el retrete tras un doblete
rozando el cielo,
volando hasta la buhardilla,
llorando por los rincones,
bajando a la alcantarilla,
acariciando balones,
infartando en la ribera
del Manzanares los corazones.

Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de morir,

Qué manera de subir y bajar de las nubes,
¡que viva mi Atleti de Madrid!
Qué manera de viajar a la gloria gritando,
¡que viva mi Atleti de Madrid!
Qué manera de decir cumpleaños feliz
y brindar por mi Atleti de Madrid!

Joaquín Sabina

domingo, mayo 04, 2014

A cántaros




Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua.

Que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.

Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.

Hay que doler de la vida, hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.

Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y  la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?

Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba.
Y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.

Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.

Pablo Guerrero

Ismael Serrano

Pablo Guerrero con Luis Pastor, Lourdes Guerra, Cristina Lliso, Olga Manzano, Ismael Serrano, Olga Román, Manuel Cuesta y Álvaro Urquijo