viernes, mayo 23, 2014

El Dorado


He pasado mil años viendo cómo mi madre
trabajaba y llegaba a casa siempre tarde,
una vez, y otra vez, treinta días al mes.
Cada noche, después de estar yo acostado,
la sentía abrir la puerta de mi cuarto.
Cambió el verme crecer por comer a diario,
por comer a diario.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Vi a mi padre luchar contra los elementos,
naufragar con su vida contra el muro del tiempo.
No tuvo otra oportunidad.
Y llegaba a casa con las manos cortadas
de montar con las manos armarios de chapa.
No tuvo otra oportunidad,
otra oportunidad.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Intenté resolver solo todas mis dudas,
y, veinte años después, aún me quedan algunas.
La vida sigue y yo también.
Y aunque dicen que el tiempo no pasa en balde,
cometí mis errores más bien pronto que tarde.
No usé su ejemplo en aprender,
y en su propio universo vi a mis padres caer,
vi a mis padres caer.

Vi a mis padres correr en busca de El Dorado,
vi a mis padres luchar, cada uno por su lado.
Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado.
Quizás yendo detrás del maldito El Dorado.

Revólver

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