¿Quién eres tú?
Con el hielo de tu mano
con tu pálida mirada
con tu luna de costado.
No romperás
con tus sólidas caricias
el yantar de mi universo
el silencio de la brisa.
Habrá que hacerle a la voz
un abanico de seda
que diga a los cuatro vientos
lo poco que de ti queda.
Que cuando muere el amor
el alma se desmelena
y quiere que no se escape
aquel recuerdo sin pena.
¿Quién eres tú?
En el fondo de mi vida
como un mar sin agua, seco
como un sueño sin salida.
No cortarás
mis alas de mariposa
mi galope por estrellas
mi sonrisa más preciosa.
Paco Damas
Rozalén, Pilar Jurado, Cristina del Valle, Roko, Carmen París, Amparo Sánchez (Amparanoia), Clara Montes, Marina Heredia, Argentina, Carmen Linares, La Shica y Paco Damas
Tienes la luz de una estrella
allá en la frontera
sobre tu camino.
Tienes la luz de la aurora
allá en la loma
sobre tu destino.
Tienes la luz de la luna
allá en la colina
sobre tu vestido.
Tienes junto al río Bravo
allá en el cerro
piedra y camino.
Pidiendo que:
todo lo que es bueno
se vuelva plateado.
La brisa va murmurando
que tu dolor será calmado,
en esta noche tan clara.
Que todo lo bueno
sea plateado.
Y así, así en esa paz reencontrada
podrás seguir la ruta de tu estrella
con pasos frescos hacia la primavera:
madre de Juárez, madre de Mayo.
Y así, así en esa paz reencontrada
podrás seguir la luz de tu lucero
en la bondad de esta noche tan clara.
Para ti, madre del mundo.
Se levantó algo inquieta la mañana,
-entre nubes bajas, una tensa paz-;
los críos se han ido al cole protestando,
y el gato no quiere salir a rondar.
Ya es mediodía, y nada de nada;
el cielo promete, pero aún no da.
Los niños lo miran más que a la pizarra,
y aunque de reojo, la maestra, igual.
Y en el cristal, ¡un copo, al fin!
…lo trae el viento desde Navaín.
Ya está toda la escuela, nariz en la ventana,
soñando los bolazos “que algún fato va a llevar”.
La virgen de la escarcha subió a su catedral:
arriba en la montaña por fin se ha puesto a nevar.
Hoy en la mesa, esta no era mi casa:
se han comido todo, ¡y sin rechistar!
El flan a la boca de una cucharada,
¡y corriendo al patio!; la perra, detrás.
¡Un copo al fin!... y al fin tras él
como el plumón de un ángel al caer:
confeti de la nube, tropel de estrellas blancas,
sutil lluvia de nata, helada espuma de cristal…
El valle se ha hecho templo –penumbra tibia y paz-…
La tarde se arrodilla en trance para ver nevar.
Un revolar de querubines con bufanda;
los monaguillos montan bronca ante el altar.
Con devoción cumplen los ritos de la nieve:
¡cien mil bolazos!, y a patinar.
La calle en cuesta sirve de “esbarizaculos”,
y un gran muñeco hay que levantar.
Al pantalón le han roto la culera
y el pequeño trajo en la frente un chichón.
Fuera está la noche nieva que te nieva.
La casa ya duerme; solo quedo yo.
¿Te marchas ya, día feliz?
Gracias a ti recuerdo como fui.
¿Por qué la infancia vuelve en cuanto cae la nieve?;
¿por qué el geranio seco se aventura a rechitar?
¿Por qué este manto blanco al alba se ha de helar?...
Vivir es aprender que todo cambia sin cesar.
¡Buenas noches, gato!;
casi me olvido de ti.
¡Óyeme, ovillo peludo,
es tu hora de salir!
¡No te atuses los bigotes,
y a la calle de una vez!
¡Ayayay!, pobres gatitas,
hoy en vano esperaréis.
(…tic-tac, tic-tac, tic-tac)
En el silencio, mientras llega el sueño,
al cerrar los ojos creo oir nevar.
Y en cuanto me duermo, escucho a mi abuelo:
- Si en Boltaña nieva, en Yeba ¿qué será?
Tú pensabas que yo nunca iba a salir de tu tormento.
Que me iba a conformar, sin más, con un infeliz.
Pero tú...
¿De qué árbol piensas que he caido?
si crees que estaré contigo por los siglos de los siglos.
Y la única que es dueña de mi vida soy yo misma.
Quién decide cuando quiere llorar o bien sonreír.
Pero tú...
Te crees encima imprescindible, cuando es mejor si prescindes
y te alejas de mí.
Que me arrepiento de los besos que te he dado
de secretos confesados
de las noches sin dormir.
De tus lamentos apoyado en mi pecho
no tienes ningún derecho
a hacerme sufrir.
Me engañabas con trabajo cada noche que salías.
Y yo como tontica, feliz, pensando siempre en ti.
Pero tú...
Además de golfo, idiota
crees que no me enteraría
al pegármelo con otras.
Y ahora tiene ganas de devorar el mundo.
De ser libre, de reírse y demostrar que es algo más.
Pero tú...
Arrastrado y por los suelos
te lamentas lo perdido
y lo nunca merecido.
Que me arrepiento de los besos que te he dado
de secretos confesados
de las noches sin dormir.
De tus lamentos apoyado en mi pecho
no tienes ningún derecho
a hacerme sufrir.
Desde que tú te has ido
desde que te has marchado
mis manos tienen frío
por no tener tus manos.
Desde que tú te has ido
desde que me has dejado
yo solo soy la sombra
de aquella que has amado.
Y en mi jardín pequeño
de sueños y esperanzas
hay un rumor a invierno amor
sin ti no tengo nada.
Desde que tú te has ido
desde que me he quedado
en esta casa nuestra
es que me falta algo
no sé si es el aire
no sé si es la luz
pero cuando miro amor
sé que me faltas tú
pero cuando miro amor
sé que me faltas tú.
Si de tus labios tiernos
bebí todo mi canto
ahora y en silencio amor
quiero llorar mi llanto
ahora y en silencio amor
quiero llorar mi llanto.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llama la cabeza?
-No se llama cabeza,
sino campos espaciosos.
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llama el cabello?
-No se llama cabello,
sino seda de labrar.
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llama la frente?
-No se llama frente,
sino espada reluciente.
¡Ay mi espada reluciente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llaman las cejas?
-No se llaman cejas,
sino cintas del telar.
¡Ay mis cintas del telar,
¡Ay mi espada reluciente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llaman los ojos?
-No se llaman ojos,
sino ricos miradores.
¡Ay mis ricos miradores!
¡Ay mis cintas del telar!
¡Ay mi espada reluciente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llama la nariz?
-No se llama nariz,
sino dátil datilar.
¡Ay mi dátil datilar!
¡Ay mis ricos mirados!
¡Ay mis cintas del telar!
¡Ay mi espada reluciente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Dice la nuestra novia:
-¿Cómo se llama la cara?
-No se llama cara,
Sino rosa del rosal.
¡Ay mi rosa del rosal!
¡Ay mi dátil, datilar!
¡Ay mis ricos miradores!
¡Ay mis cintas del telar!
¡Ay mi espada reluciente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mis campos espaciosos!
Pase la novia y bese al novio.
Tuvo que ser aquí con lo mal que aterricé, el porvenir suspenso y este frío calando los huesos.
Tuvo que ser aquí, tan lejos del caliente plato en la mesa, y ese beso antes de dormir.
Tuviste que ser tú esa ansiada luz, mi hogar en la distancia, el árbol que da sombra, mi hueco en la almohada eres tú.
Tuve que ser yo, un valiente a medias con discurso de boca pequeña. ese que olvidó que esto ya pasó, que la historia pierde siempre la memoria, y la vida es circular.
Y dime qué, dime qué hago yo con esto que me araña tanto dentro, dime qué hago con la tela que antes me arropó, dime qué hago con mis labios y estas ganas de besarte.
Y dime tú, dime cómo se controla el pulso cuando rondas cerca, dime cómo ir de frente, dónde puedo esconderme, dime qué hago con tus ojos y estas ganas de mirarlos siempre.
Tuvimos que ser dos, el momento exacto, un oasis entre tanta arena, los que brindaron por la casualidad, la certeza, la ternura de tu boca y este miedo a volar.
Y dime qué, dime qué hago yo con esto que me araña tanto dentro, dime qué hago con la tela que antes me arropó, dime qué hago con mis labios y estas ganas de besarte.
Y dime tú, dime cómo se controla el pulso cuando rondas cerca, dime cómo ir de frente, dónde puedo esconderme, dime qué hago con tus ojos y estas ganas de mirarlos siempre.
Hoy no podía más tragarme
que me siento mal.
Tan afortunado y mal
porque yo no te merezco.
Tengo una mancha en la conciencia
que no se me va.
Y yo venga a frotar
desgastando el sentimiento.
Tendré que hacerte reír
para olvidarte llorando.
Que solo siendo feliz
está la vida brillando.
Y duele vernos morir.
Y como el agua a la sed,
como al pulmón el cigarro,
así he de darme al querer.
Y solo con cantarlos
no redimimos los errores
que me pesan como lastres
y me enseñan a empujones.
La vida es como un río.
Y se secan las flores
si faltan los abrazos
y sobran las razones.
Para empezar a hacerte
consciente de tus pasos.
Que ya son varios años
andando a trompicones.
Tendré que hacerte reír
para olvidarte llorando.
Que sólo siendo feliz
está la vida brillando.
Y duele vernos morir.
Y como el agua a la sed,
como al pulmón el cigarro
así he de darme, sí.
Así he de darme.
Así he de darme al querer.
No tengo penas ni tengo amores
Y así no sufro de sinsabores
Con todo el mundo estoy a mano
Como no juego, ni pierdo ni gano
No tengo mucho ni tengo poco
Como no opino no me equivoco
Y como metas yo no me trazo
Nunca supe lo que es un fracaso
Alegría y tristeza es lo mismo para mí
Que no me interesa sentir
Porque en el ángulo de la vida
Yo he decidido ser la bisectriz
Oh, así soy yo
No me involucro en la pareja
Y así no sufro cuando me dejan
A nadie quise jamás en serio
Y entonces nunca lloro en los entierros
No pasa nada si no me muevo
Por eso todo me chupa un huevo
Y no me mata la indecisión
Si "should I stay, o "should I go"
Ojos que no ven corazón que no siente
Dijo un ciego cornudo una vez
Y no soy como Hamlet Pérez
No me importa nada si ser o no ser
Oh, así soy yo
Dirán algunos, "Ay! que insensible" (Ay! que insensible)
Otros dirán "Que vacío y simple" (Vamo' Roberto)
Y esas palabras las lleva el viento
Como no escucho, no me caliento
No estoy arriba ni abajo
Ya ni mejoro ni voy a empeorar
Y como nunca empiezo nada
No me pone ansioso poder terminar
Oh, así soy yo
Oh, así soy yo
Oh, así soy yo
Oh, así soy yo
(Así) Oh, así soy yo
(Así) Oh, así soy yo
(Así) Oh, así soy yo
En un pueblo de allá por la costa suiza,
-ohé, ohé-,
un viejo pescador,
borrachín, tranquilo, sin dar la paliza
a nadie de su alrededor,
pretendía vivir a su manera,
que era:
salir a pescar.
Y pescar
boquerón, calamar, o alguna ballenita
-que también las da el mar-
y después regresar
con la frente marchita,
como dice el cantar
que se suele volver.
Y vender el pescado en la lonja,
boquerón, calamar,
una esponja
-que también las da el mar-,
y cobrar
lo que hubiera ganado
al vender el pescado.
Y marcharse a gastar
lo que hubiera cobrado,
en comer
y en comprar
cuanto es menester
poseer.
E invitar a beber
y beber hasta el anochecer.
Y arrojar lo que hubiera sobrado
del dinero cobrado,
arrojárselo al mar,
devolver.
Devolverle el dinero.
Y cada amanecer
empezar desde cero.
Pero muchos vecinos denunciáronle al pobre
-ohé, ohé-
por contaminar.
Que sus pocas monedas, sus "vertidos de
cobre",
ponían perdidito el mar.
Y no pudo vivir a su manera,
que era: