Siempre,
llega el enanito,
con sus herramientas
de aflojar los odios
y apretar amores.
Siempre,
llega el enanito,
siempre oreja adentro
con afán risueño
de enmendar lo roto.
Siempre,
apartando piedras de aquí,
basura de allá,
haciendo labor.
Siempre va
esta personita feliz
trocando lo sucio en oro.
Siempre,
llega hasta el salón principal,
donde está el motor
que mueve la luz.
Y siempre allí
hace su tarea mejor,
el reparador de sueños.
El reparador de sueños.
Siempre,
llega el enanito
hasta la persona,
hasta todo el pueblo,
hasta el universo.
Siempre,
llega el enanito
y desde esa hora
se acaba el silencio
y aparece el trino.
Silvio Rodríguez
Silvio Rodríguez
Explotación didáctica. (Talal Badih Akhrif)
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