He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas
las que nos rompió la vida
la lluvia y la ventolera
de nuestra dura derrota.
Rota permanece aquella
que levantamos al cielo
pensando que la justicia
crecería como un vuelo
de gaviotas en el mar
y vimos cómo al final
sólo nos quedó el recuerdo
de un mástil desarbolado
y unos jirones de tela
rotos por el vendaval.
He puesto sobre mi mesa...
Rota permanece aquella
que ponía libertad
y que aupamos convencidos
que al terminar la batalla
ésta íbamos a ganar
pero todo fue una amarga
e inútil desesperanza
cuando vimos que las huellas
de los grilletes dejaban
duras marcas sin borrar.
He puesto sobre mi mesa...
He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas
He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas.
José Antonio Labordeta
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