domingo, noviembre 21, 2021

Epístola feminista




Ella nació, entera como el sol,
pero ocurrió que el mundo le nubló, la voz
y amarrada a una falsa belleza fue su condena
ser esclava de su propia existencia.

Un historial
de agravio y moratón
le devolvió
violeta el corazón.

Se hartó
de vivir en mundos de muñecas
rota la voz
De gritar su dolor a las estrellas.

¿Pa' qué pedís permiso?
pedídselo a vuestros ovarios
de no tirar con vosotras del carro
no vamos a ningún lado.

Vuestro puño en la mesa es necesario,
como en el cielo la luna,
si hay que matar o morir en batalla estaré
En el bando de las brujas.

Quiero pensar,
me vais a disculpar,
que en realidad
tan bueno no será
tu Dios
con testículos entre las piernas
si le molesta admitir
que solo ella es su dueña.

Princesa no, guerrera por favor,
no es su misión vivir en sumisión
ni vino a este mundo
a alegraros la vista.
Si algo te ciega
son las llamas de la hoguera feminista.

¿Pa' qué pedís permiso?
Pedídselo a vuestros ovarios,
de no tirar con vosotras del carro
no vamos a ningún lado.

Vuestro puño en la mesa es necesario
como en el cielo la luna
si hay que matar o morir en batalla estaré
en el bando de las brujas.

Y para qué le ibais a preguntar
si ella quería luchar o cocinar
y para qué le ibais a preguntar
si ella quería salir sin depilar
y para qué le ibais a preguntar
si de mayor quería ser un objeto sexual
y para qué le ibais a preguntar
pudiéndola quemar.

¿Pa' qué pedís permiso?
pedídselo a vuestros ovarios.

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