miércoles, septiembre 20, 2017

Pongamos que hablo de Martínez




Fuimos cerrando, uno a uno cuatro bares,
Montevideo, ya hacía rato, amanecía.
Vos me augurabas oropeles y ultramares
y al regresar del baño, ¿quién no te creería?

Desorientado y confundiendo vocaciones,
yo estaba preso en mi alegría diletante.
Me fui a Madrid, con mi guitarra y mis canciones
haciendo caso a tu consejo delirante.

Y hoy que pasaron 22 diciembres ya
de aquella noche loca que selló mi suerte
esta canción - más vale tarde que jamás -
la escribo para agradecerte.

Y aunque sé bien que con tu empaque de Alatriste
te da pudor la confesión de borrachera,
creo que sabes que el regalo que me hiciste
me cambió la vida entera.

Te quiero mucho más de lo que te lo cuento.
Te veo mucho menos de lo que quisiera,
y como yo, una jauría de sedientos
que fuiste recogiendo por la carretera.

Te debo la "Milonga del moro judío"
y otra turné por el Madrid de los excesos,
donde aprendí a domar más de cien desvaríos
y a robar más de mil besos.

Tengo el detalle de camuflar tu apellido
y quien lo quiera adivinar, que lo adivine,
para nombrar a quien estoy agradecido,
pongamos que hablo de Martínez.

Y aunque sé bien que con tu empaque de Alatriste
te da pudor la confesión de borrachera,
creo que sabes que el regalo que me hiciste
me cambió la vida entera.

Creo que sabes que el regalo que me hiciste
me cambió la vida entera.

Jorge Drexler

Jorge Drexler

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