domingo, septiembre 26, 2010

El vendedor




En la plaza vacía
nada vendía
el vendedor.
Y aunque nadie compraba
no se apagaba
nunca su voz,
no se apagaba nunca su voz.

Voy a poner un mercado
entre tantos mercaderes
para vender esperanzas
y comprar amaneceres.

Para vender un día
la melodía
que hace al andar
el agua de ese río
que es como un grito
de libertad.

¿Quién quiere vender conmigo
la paz de un niño durmiendo,
la tarde sobre mi madre
y el tiempo en que estoy queriendo?

Tú eres el que ha pasado,
el que ha llegado,
y el que vendrá.
Vende el árbol que queda
en la arboleda
de la verdad,
en la arboleda de la verdad.

Voy a ofrecer por el aire
las alas que no han volado,
y los labios que recuerdan
la boca que no han besado.

Alza cada mañana
esa campana
de tu canción,
pregonero que llevas
mil cosas nuevas
en tu pregón,
mil cosas nuevas en tu pregón.

Vendo en una cesta el agua
y la nieve en una hoguera
y la sombra de tu pelo
cuando inclinas la cabeza.


Mocedades

El país perdido




Perdido debajo del Monte Perdido
perdido estuviste país.
Mi viejo Condado, señor de los montes
te estabas dejando morir.
Perdido el orgullo, perdido el futuro
perdido, perdido país.

País de silencios, de ausencias y olvidos,
tristes montes y soledad.
País sin historia, pueblo sin raíces,
carrasca que se secará:
sobrabas país, sólo querían agua,
montañas y electricidad.

Los mapas siguieron trayendo tu nombre
¡Quién puede olvidarse de ti!
Tozales altivos y ríos crecidos
gritaban: "¡Seguimos aquí!".
Pero divididos y sin dar batalla
te fuimos perdiendo, país.

Tal vez a trocitos se te fue llevando
la gente que hicieron marchar,
o bajo las aguas de un negro pantano
reposas dormido y en paz,
igual que a los pies de Peña Montañesa
las ruinas de San Beturián.

¡Invoco tu nombre, País del Sobrarbe!
¡Arriba, que hay que despertar!.
Invoco tu nombre, país de mis padres,
país de mis hijos serás,
si despierta el pueblo que escribió los Fueros
y que Aragón supo crear.

Desde el Pirineo a la Sierra de Guara,
cada lugar es mi lugar:
el Ara y el Cinca, el Cinqueta y La Fueva,
Sobrarbe entero eres mi hogar.
Casa dividida es casa caída,
y juntos te vamos a alzar.

¡Venid, dioses que dormís debajo un dolmen!
¡Guerreros y Santos venid!:
hijos de la Historia y de nuestras leyendas,
ayuda os pedimos, ¡venid!.
¡Cruzad ya los puertos, viejos guerrilleros,
reconquistemos el pais!.

Bruchinas de enero, tronadas de agosto,
¡tocad el tambor sin parar!
Si vamos unidos a esta batalla
los rayos de nuevo pondrán
uns cruz de fuego sobre la carrasca,
y Sobrarbe renacerá.



La Ronda de Boltaña

Canción para el esquileo del ganado


Tengo que subir al puerto,
al puerto de Guadarrama,
tengo que pisar la nieve
que me espera una serrana.

Y después de haber subido
y haber pisado la nieve,
ya no me quiere mi dama,
mi dama ya no me quiere.

Ya no me quiere mi dama,
porque bebo mucho vino.
¡Vaya al demonio mi dama!,
tabernera, ¡echa un cuartillo!



Eduardo Paz

jueves, septiembre 23, 2010

Pregón


Al norte tienes las tierras
con riscos y con praderas
donde los ríos reciben
toda su enorme potencia.

Por la frente te recorren
Berdún, Benasque y Boltaña,
flores que gimen de pena
porque nadie las apaña.

Por Huesca pasa tu origen,
por Ayerbe tu tristeza,
por Fraga se van las gentes
del Oriente y la Litera.

Borja es tu brazo derecho,
Zaragoza tu cintura
y vigilando el Moncayo
Tarazona es tu frescura.

Teruel sostiene la base
de esta tierra que te cuento
que, a pesar de estar caída,
la aúpo con gran sentimiento.

Aragón sufre en agosto
y en primavera se hiela,
gracias que luego el otoño
del invierno nos consuela.


José Antonio Labordeta / Las cuatro estaciones

José Antonio Labordeta / Recuento

miércoles, septiembre 22, 2010

Banderas rotas




He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas
las que nos rompió la vida
la lluvia y la ventolera
de nuestra dura derrota.

Rota permanece aquella
que levantamos al cielo
pensando que la justicia
crecería como un vuelo
de gaviotas en el mar

y vimos cómo al final
sólo nos quedó el recuerdo
de un mástil desarbolado
y unos jirones de tela
rotos por el vendaval.

He puesto sobre mi mesa...

Rota permanece aquella
que ponía libertad
y que aupamos convencidos
que al terminar la batalla
ésta íbamos a ganar

pero todo fue una amarga
e inútil desesperanza
cuando vimos que las huellas
de los grilletes dejaban
duras marcas sin borrar.

He puesto sobre mi mesa...

He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas
He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas.


José Antonio Labordeta

Canción de amor


El amor es el silencio
la palabra guardada en el pecho.
Es el mar batiendo contra el mar
son las islas halladas entre la soledad.

Son palomas al viento
huracanes de luz
vendavales de llanto
ríos de juventud
o tan sólo unas manos
unidas a tu voz.

Porque no nos ven hablar
dicen que no nos queremos
porque no nos ven hablar.

El amor es la tormenta
contenida en un aire que inquieta.
Es la luz golpeando la luz
son los árboles rotos dentro de un vendaval.

Son muchachos riendo
campanario y volcán
gritos de despedida
labios para besar
fatigosas mañanas
después de amar.

A tu corazón y el mío
se lo pueden preguntar
se lo pueden preguntar



José Antonio Labordeta / Cantes de la tierra adentro

José Antonio Labordeta / Canciones de amor

lunes, septiembre 20, 2010

Porque avanzamos juntos


La escucho trajinar
entre los críos.
Cuando sus ojos cantan
cantamos todos;
canta la soledad
y canta el río,
canta la calle entera
canta el olvido.

Qué lejos queda ya
aquel principio,
nuestro primer andar
por un otoño
de una ciudad sumida
en un contorno
de amarga represión,
de miedo y odio.

Qué lejos queda ya
aquella incierta edad
donde se prohibía
hablar de libertad.

Eran días de tedio
y cine malo,
días de soledad,
sólo salvados
por la ilusión de estar
siempre a tu lado,
pequeña isla de paz
en un mundo asustado.

Qué lejos queda ya
el gesto de mirar
la luz de los inviernos
sin variar.


A veces con Miguel
o con Vicente,
hablábamos del hombre
y sobre todo
sentimos sobre el rostro
sus presidios,
su muerte vegetal
en el agosto.

Qué lejos queda ya
el lento caminar
por un paseo gris y provinciano.

Ana trajo después
un nuevo ritmo.
Ángela nos dejó
su libertad.
Paula acabó por fin
con el olvido
de un tiempo insolidario
en la ciudad.

Qué lejos queda ya
aquella amarga edad
de dura represión
y cobardía.


José Antonio Labordeta

domingo, septiembre 19, 2010

Albada de la ausencia




Me despido de mi tierra,
de mis montañas y ríos.
Me marcho porque me empujan,
nunca lo hubiera querido.

Aunque me voy, no me voy,
aunque me voy no me ausento.
Aunque me voy de persona,
me quedo de pensamiento.

Me empuja tanta desgana,
los latifundios baldíos.
Me empujan los que se quedan,
provecho de nuestros ríos.

A todos los de esta casa,
Dios les dé salud y vida,
trigo para todo el año
y paz en la despedida.

Espero que dentro de un año,
dentro de tres o de cuatro,
cantemos todos la albada
en libertad y buen trato.

José Antonio Labordeta.

In memoriam


José Antonio Labordeta, Joaquín Carbonell y Eduardo Paz

Yo soy igual


Yo soy igual que mi padre.
Mi padre fue labrador,
yo soy igual que mi padre,

El camino,
la lluvia,
el viento,
el sol.

La tristeza,
el pedrisco,
el árbol sin flor.

El hambre,
el trabajo,
el esfuerzo,
el dolor.

El cansancio,
la tierra,
la muerte,
el adiós.

Todo es igual ayer
y hoy.

Tengo un hermano minero
y otro que será quién sabe.


José Antonio Labordeta

En memoria de mi padre fallecido el 12 de junio pasado y de Labordeta que se nos ha ido esta madrugada.

domingo, septiembre 12, 2010

Quiero beber hasta perder el control





Nunca he sentido igual una derrota
que cuando ella me dijo se acabó.
Nunca creí tener mi vida rota
ahora estoy solo y arrastro mi dolor.

Y mientras en la calle está lloviendo
una tormenta hay en mi corazón
dame otra copa aún estoy sereno
quiero beber hasta perder el control.

Cuántas noches soñé que regresabas
y en mis brazos llorabas por tu error
luego un ruido del bar me despertaba
y el que lloraba entonces era yo.

Y mientras ella está con otro tipo
mis lágrimas se mezclan con alcohol
ella se fue porqué no me lo dijo
y siento que mi vida fracasó.



Fito & Fitipaldis / Vivo para contarlo

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